Para dar cuenta de este fenómeno, podemos analizar diversos aspectos y dimensiones de la vida social actual.
No es el objeto de esto, hacer un tratado de ética, sino más bien desconstruir la actual ética que se naturaliza desde los primeros años de educación, para finalmente constituir profesionales que parecen funcionar en total anomia.
Se produce el fin de la conjunción entre la ética de principios y la de resultados; y el inicio de la hegemonía de la última como única, totalizante y absolutamente excluyente de la otra.
Lo anterior, porque de la producción para la sobrevivencia, se pasa a la producción por la complacencia, marcada por una división del trabajo más bien atomizante, que determina la transformación de las nociones éticas de las formas y modos de producción, que se vuelven basales de la sociedad actual.